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Ojalá una isla (2023)

by David San Martín

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1.
Acaba el verano, acaba el año, el ciclo y yo necesito una nueva agenda para todo lo que no quiero hacer. Un verano de sol pesado tensando los trapecios. En verano, este verano de abandonos, de silencios en la ciudad, la facultad de Bellas artes que me abandonara décadas atrás se ve sola, vieja, inválida, sin hálito ni correteos en sus pasillos que más que venas parecen dagas hincadas, el acero de un armazón que fraguó hace tiempo y ya se agrieta en una derrota inamovible. Quisiera habitar eternamente los jardines de las facultades en verano, su soledad y su ausencia albergando todos los giros de lo que somos. Odio sentir que el momento huye sin vuelta en su nave, es cruelmente raudo y nube cuando encuentras que lo dicho adquiere un sentido, una consecuencia palpable. Sentir que el tiempo es dolorosamente lento, que se hurga una herida cuando nunca llega la hora de salir del trabajo; sentir que el tiempo es apenas una chispa que desaparece en la noche cuando atraviesas el Ecuador de tus días. Me guardo el verano siempre en los bolsillos para en cualquier momento ver sus páginas, ver el mar bajo el sol en cualquier instante. El día después, cualquier día después de cosa cualquiera, enciende las esperanzas pues todo sigue, y confirma todas las tristezas pues todo termina. A veces la luz es sólo una cuestión de voluntad, la oscuridad un estado frente al mundo. La luz dependiendo del momento del día, dependiendo del mes del año, dependiendo de cómo las voces pronuncien las palabras muestra una incomprensible variedad de claroscuros, pero la forma de las cosas sigue siendo una y la misma. Yo jamás tuve vuestra edad ni cuando tuve vuestra edad. Jamás tendré vuestra edad cuando tenga vuestra edad. Ahora no la tengo aunque la tenga. Mi calendario no va ni hacia arriba ni hacia abajo; mi calendario no va: está quieto, observando cómo cambian las estaciones y el sol gira y gira. En verano, a cierta hora de la tarde que muda a noche florecen señoras en grupo caminando por el tontódromo y su broma turbia en la tapia del cementerio. No vengas a mi verano. No vengas sin sudor ni ropas acartonadas de regarlas varias veces a lo largo del día. No vengas a este verano sin el sol listo bajo la piel.
2.
El ser humano finge su cojera… un antílope cojo conoce su destino. En el capitalismo se venden dildos de oro porque la cuestión central es dar por culo cuando todos tenemos un precio, y se reprocha el voto por una cuestión de fe cuando la vida solo es posible en la creencia, cuando lo de las bombas no es ruido, no es confeti de cascotes y brazos, no es trueno, no es malo en sí: es una declaración de intenciones, es un problema que ha encontrado su solución, es una pregunta que halla su respuesta, es un testamento para nadie nunca. Ninguna bicicleta cambiará el mundo si su fábrica no está bajo control obrero, pero nuestro tejado está lleno de primera piedras y quien no puede disparar al aire un AK se conforma lanzando petardos, su estupidez igualmente extasiada en el ruido y la furia y un remedo intuido de violencia. No será posible otro Picasso, otra Gloria Fuertes en el mundo tres punto cero y su escaso caudal, sus muros decorados por inteligencias artificiales. En las galerías de arte burguesas los artistas despotrican del capitalismo que les ha conseguido la exposición, y cuando dicen repensar y deconstruir sólo escucho afirmar lo existente. Hay mucho indocumentado con tarifa plana pontificando con internet en la manga. Los trenes low cost siempre van más sucios incluso por fuera, ya no esconden nada, queda el alma de todo a la vista de todos. Fingir nuestra cojera a la espera de una subvención.
3.
Para qué pensar una revolución y en organizar el mundo de otro modo pudiendo quedarnos en una guerra mundial zombie, en el derecho individual a la riqueza, en los cuidados y la salud mental que doman la rabia. El capitalismo necesita un ejército de reserva de parados para mantener los sueldos bajos y la tasa de ganancia alta y los ministerios de interior del capitalismo necesitan un ejército de lúmpenes que justifiquen el control y la represión. Abrimos las fronteras y bienvenimos a los refugiados que provocaron nuestras puertas y abrazos esponsorizados por multinacionales a las que nunca guillotinaremos: somos el ruido del sismo, su núcleo. Europa se está cayendo de su propio abismo. Cuando la vida no vale nada el oligarca se construye alas de mariposa con pesado oro.
4.
Esta incapacidad nuestra de silencio, de callar, este no poder evitar treparse a hombros del mundo, la gran punta de lanza que somos ansiosa de nuevos triunfos, nuevas heridas en el viejo caer. Nos creemos lágrimas únicas en un tsunami cíclico y sin pausa enormemente monolítico de penas. Esta incapacidad de silencio donde nunca alcanzaremos la fortaleza del jilguero, del verdecillo. Nunca podremos levantar a pulso en el aire nuestro cuerpo, aferrados apenas con tesón de mármol a un rayo de luz, a un rugoso ángulo de viento. Nunca llegaremos a algo tan hercúleo, por esta incapacidad nuestra de silencio en este estado de cosas siempre corriendo para todo, siempre corriendo para llegar a las cenizas de fuegos que no encontró Prometeo alguno. Esta incapacidad de callar, de dejar de sentirse centro de lo que es, aunque la ausencia de palabras defina todo con más fidelidad que nuestra voz.

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Textos musicados con guitarras distorsionadas, a lo largo de 2023

credits

released December 31, 2023

Ruido y letras: DSM
Foto: NL

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David San Martín Madrid, Spain

Pongo bases a cosas que escribo y que a lo mejor son poesías. Lo hago a toda leche y sin cuidado, porque mi poesía (?) es punk.
Le robo ideas a Natalia y su mala uva.
Tiro de soundtrap y looplabs.
En mi ansia por pasar a otra cosa no corrijo lo suficiente.
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