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1.
a veces odio el sol de invierno por sus golpes de lupa que nos desprecian como a insectos a veces vuelven las avefrías bordando el cielo de puntos blancos su vuelo blando sin balance pero con rumbo y yo siento que todo se repite que el vestido del mundo siempre es el mismo los milanos enhebran con su hilo de virgulillas desperdigadas el algodón triste de las nubes algodón que ni para ropa sirve algodón gris ya ni siquiera dulce hay un hambre dolorosa en los caminos hay un pequeño apocalipsis de plomo azul sobre Madrid cómo quieres que disfrute y me bañe la luz si se escuchan los disparos sobre las retamas hay una batalla de verticales en los eriales tropas de postes metálicos que indican gasoductos aniquilan la resistencia de los olmos que plantamos buscando puntos clave del territorio rastreando venas donde germinar semillas con la estrategia de quien debe anticiparse a lo impredecible del virus caminar a ciegas por caminos rotos sin temor a la caída en mis manos los versos exactos la brújula en mis manos necesaria para atrapar el valor y vestirlo de poesía
2.
Nuestra rebeldía desborda los límites del mundo: esperamos una vivienda, un futuro, una lluvia en su momento correcto. En el ruido y la furia monetizados no hay rebeldía, sólo el grito absurdo del esclavo satisfecho, aullido en redes que no atrapan nada, que solo queman nuestras vidas. Facebook como arqueología y eco del hecho. La memoria, necesitando constante adblocker. Tripofobia inevitable cuando nos han convertido en agujeros. Habéis conseguido hacer del mero respirar limpio un acto a contracorriente, pues os empeñáis en joderos la salud; acudo al exilio y la distancia como respuesta, como ruptura. Siempre estoy al borde del abandono por absurdo. A veces ignoro vuestras zancadillas y empujones al filo del acantilado sin cierre; otras, me carcajeo ante su miseria intrínseca y salto por voluntad propia: a fin de cuentas, siempre será mejor la nada que el disparo, el salivazo, el adiós. Supongo que es necesario olvidar las palabras de quienes quieren que olvidemos las palabras, y de quienes les hacen una corte de espejos. De quienes quisieron actualizarse y lo perdieron todo en el proceso, pues todo era una gran estafa, un caballo de troya. Sólo resta llorar. Sangrar como manera de purgar el veneno. Y en ello estoy, estoy a punto de llorar con esta música. Luego recuerdo que me hallo escuchando la creación aleatoria de un algoritmo: me rompo así en lágrimas, definitivamente, por culpa de una máquina que ni sabe que existo. Abandono el plural mayestático pues detesto la hipocresía de quien se esconde en la masa, de quien se pretende universal, símbolo, resumen, espejo; de quien, cobarde, busca complicidad incómodo en su desnudez, necesitando un nosotros. Tengo que reconoceros, no obstante, que parir un hijo es una excusa perfecta para vestir de oro esa cobardía de acaparador que aspira a la inmortalidad. Una buena venda de ilusionista que intenta su truco. Así, donde voy no hago lo que veo, porque veo cuchillos rasgando los gritos o porque no veo nada, cegado de nadas, ahito de brillos sin materia. No hacer lo que vieres y así ganarte el exilio. Me sigue fascinando que os detengáis en cada línea cuando el mundo es un ovillo de caos alambrado de espinas y el amanecer un arañarse los iris al comprobar que seguimos en la casilla de salida.
3.
Para no romperme pienso el mundo como un grano de arena de los que vaciamos en las botas, un cúmulo de pequeñas nada de pelusa al fondo de los bolsillos, que sólo crea ilusiones en la punta de los dedos, fantasma de algo intangible. El planeta como la cosa más nimia y prescindible del universo. Cuanto más pequeño, menos recuerdo el tamaño de las hostias que recibe, menos recuerdo que la maldad es algo acaparado con ansia en manos humanas, y que sólo existe la tristeza sin salida, porque escucho a los vecinos muriendo y matando tras los tabiques. El ábaco de la historia está estropeado, desconchadas sus cuentas. El sufrimiento no se acumula de generación en generación. El sufrimiento no compra porvenires, sólo genera el banquete obsceno de unos pocos y agita el mar de arterias rotas de los muchos. No veo diferencia entre la mirada de la oveja bajo la cuchilla y la del alienado que se maravilla del sable cruel que corta las nubes, la afilada torre del jeque, alfil de diamante con sangre en sus raíces. Oscilamos en nuestro ser invadiendo las sombras de la víctima voluntaria o el asesino discreto. Ante la mínima duda el hombre siempre se abalanza en abrazo sobre su forma de bestia, pues todo es más fácil cuando fluye la sangre ajena, todo es más fácil cuando resumimos el mundo en una suma infantil y total. Y pretendemos volar aunque sea un techo lo que nuestros ojos ven al despertar con insistencia cada mañana. Vivimos en un mundo en el que lo normal se considera extraordinario, y lo cruel, la normalidad. No negaré que todo nuestro edificio es polvo y ceniza en espera; no negaré que esa espera alimenta la clepsidra que gota a gota de sangre borra todas nuestras bocas.
4.
Tenemos los estándares tan bajos que la normalidad nos parece extraordinaria. En la oscuridad de los transbordos del metro recorremos sueños sin saber si perseguimos preguntas o huimos de ellas. La memoria de WhatsApp está llena de fantasmas. El tintinear de las monedas recuerda al balbuceo lloroso de un niño. Somos una catarata transitoria pero milenaria, somos su arcoíris -condenado a desaparecer en la caída- lanzando su desafío de cristal y fe en el futuro. Es inevitable sentirnos como la tenia de una tenia viajando bajo la tierra en vagones atestados dispuestos a perder la voz en el trabajo asalariado. En la tierra del depredador la igualdad siempre será una dictadura. Hay ahora un millón de criaturas habitando un atasco, un millón de criaturas recorriendo un ciclo de atascos, cada día, insistentemente, sin consciencia del esfuerzo, sin consciencia de un objetivo claro, con tan sólo la intuición de unas cadenas, de unas facturas, con tan sólo la idea vaga de otras mañanas, otras latitudes sin contacto, vomitando en el mareo de una inercia encadenada a otra inercia de tristezas.
5.
Insiste el hombre en compartir su egoísmo, en alcanzar otros mundos, seguir extendiendo su infección. Este afán de colonizar otros planetas, seguir tropezando en las mismas piedras, que este ouroboros estúpido y tan doloroso siga agitándose en su agujero de ciénaga. Cuando los vertederos se extiendan por las planicies de Marte supongo que todavía habrá alguien que aguante el llanto, que siga plantando árboles sin futuro. El hombre escapando en bombillas de aluminio por todo el sistema solar, sus líneas de bisturí malvado tajando la galaxia como remedo del viaje más corto; no me resulta imposible imaginar un baño de sangre en Venus, por muchos grados que se alcancen en su superficie. Cómo no tener cierta simpatía ante la amenaza de los cometas, si a fin de cuentas no seremos más que treinta monedas orbitando en la faltriquera que cuelga de un cinturón de asteroides. Si aspiramos a hacer de los anillos de Saturno grilletes para nuestras hijas, corona de espinas sideral portada por los nietos de nuestras nietas.
6.
No estoy triste; vivo triste, porque veo cosas que pueden ser, y las cosas que son, las veo, exactamente eso, las veo. Me dirás que eso es la vida, y por eso sé que vivo triste, porque, sí, eso es la vida, por que la vida no puede aspirar a otra cosa, porque la alegría son treinta monedas. No tengo ningún problema en ser sólo una sombra así así se demuestra que todavía hay luz. Sigo sin comprender cómo el río desorientado no desemboca en el cielo al amanecer que bosteza. Habito el miedo de cumplir mis sueños pues así los perdería para siempre. He sembrado un olmo bajo el tocón muerto de otro olmo; espero que las nuevas raíces se reconozcan en las historias de madera antigua guardadas bajo tierra. Aspiro a ser una hipérbole de clorofila, rentista del sol, planta suculenta escondida en las dunas del desierto, con las púas necesarias para no temer a la noche, con las púas de distancia exacta que mantengan a raya las palabras y las manos de los hombres. Ojalá fuera verdad que el sufrimiento se acumula por defecto, porque eso significaría que el desborde es inevitable.
7.
Cada vez que llamo a las cosas por su nombre siento que estaban perdidas y asumo que volverán a estarlo. Buscar lo poético en un cigarrillo supongo que es posible en un mundo donde hay odas a la tortura. ¿Cómo puede ser hermoso algo que es útil en un campo de concentración? En cada gota de nuestro sudor se esconden los océanos más crueles y en cada aliento de nuestras bocas, la orden inhumana que romperá los brazos de un niño que lanza piedras a un tanque. Parece mentira que una serie de minúsculas descargas eléctricas pueda hacer que nos desgarremos las gargantas los unosa los otros; parece mentira pero así hemos construido el planeta, siendo el hombre inferior al animal porque puede decidir, y decide hacer daño. La poesía y el disparo de la escopeta de un simio deformado; las cumbres de beso maravillado al cielo y la fosa séptica asomada en los ojos de sima de quien disfruta matando. Esperar que todo siga girando sin nosotros. Vivimos como si no fuéramos conscientes de esa fina línea entre la bestia contra natura y el hombre que bordea cada instante de lo cotidiano. Y qué es nuestra piel sino el rompeolas donde la sangre detiene violenta su fuga, qué son nuestros tejidos sino heridas, qué nuestro corazón sino el búnker más cercano…
8.
voy caminando por la acera como de lado leyendo poesía de mi mochila embarrada asoman porque en este planeta incluso una semilla necesita murallas los protectores las redes y cañas prestas a guardar los olmos que plantaré en estas tres horas libres que tengo que soy plantones en tetrabrick a los que me agarro con hierro moviendo los labios leyendo poesía paseo por la acera el día a cero grados el operario de un recogeguindas haciendo tiempo en un cigarro escuchando música chatarra ventanas abiertas escupiendo decibelios su basura por toda la calle el humo lo consume por dentro y escapa al aire vaho maligno en lo gélido y envenena mi pecho el operario me mira con desaprobación vive al revés yo no estoy haciendo nada yo soy un vago él es un digno trabajador levanta el país con su contrato temporal a modo de pedestal sobre el parado su pulserita de la bandera del rey su teléfono disparando publicidad absurda de YouTube toda la calle es una trinchera una fría mañana de enero en la periferia escarchada de un tiempo vendido al libre mercado
9.
madrid está custodiada por titanes de metal que componen cremalleras para el territorio despedazado la nieve de sus montañas es oscura en la noche se ve amarilla en la distancia es marrón sobre las autovías en el otoño de las escombreras unos matan por diversión las criaturas más dulces otros siembran sin esperanza olmos y coscojas y la gran mayoría circula circula y circula y tiñe de barro los cielos de la urbe prefiero descansar los lunes cuando no hay cazadores en los campos ir a la contra del mundo cuando el mundo se dirige al abismo
10.
M-45, M-50 01:01
La autovía es un discurrir de luciérnagas pomposas que gritan su nada, donde serás siempre un estorbo para el transportista en su caza del lucro contrarreloj trasegando mercancías sin sentido. La electricidad domada, tan triste fluyendo pesada, resignada en el río de las radiales cada anochecer, de vuelta a las jaulas, liberada también por contrato temporal del trabajo asalariado hasta dentro de unas horas. Una arteria negra y rígida como un cuchillo, cristal de asfalto marcando el rumbo del veneno. Carretera, serpiente de fuego tóxico hierro candente abrasando el territorio. Qué compensación podrá haber para un calendario consumido en atascos. Bajo cada túnel de autopista en las afueras descansa un vertedero emboscado. Y así se construye todo.
11.
barrios nuevos como burbujas brotando borboteando de gente que rebosa poco a poco en sus calles florecen embalajes rotos con el ansia del fugado con la ilusión suicida de pensar vidas nuevas gentes que en realidad llevan tiempo frías y sin pulso restos desnudos de armarios suecos de fácil montaje como una lúgubre corona de flores de diseño aséptico nuevos electrodomésticos embalsamando nuestros órganos vecinos taladrando paredes y cráneos huyendo de sus vidas según lo dicte Ikea siendo las naves de Ikea lugares pensados para perderse por completo olvidar a qué vinimos
12.
Cada vez soy más pasota, sólo me interesan mis caminatas de jubileta. Ya no follo más por no dar vergüenza ajena. Me cruzo con gente que pasea a los perros y sólo saludo a los animales porque creo definitivamente que son una criatura mejor que toda esta ciudad incapaz de entablar conversaciones sin beneficio. Ya no sé distinguir en este plasma sanguíneo, en este flujo de venas, quiénes somos los leucocitos o glóbulos rojos, las plaquetas, quiénes son los elementos extraños cruzando vasos capilares. El frío y lo gris alejan el riego. Al mal tiempo, buen silencio. Al buen tiempo, mala gente. Hay que irse lejos, lejos donde el eco no encuentre eco, lejos donde la sombra siempre sea mínima, lejos donde los caminos no sean trampas ni sus siluetas lejanas amenacen de sangre nuestra orina. Hay que irse lejos de este aquí donde la peña exige a sus gobernantes que solucione la mierda que siembran sus propios hijos, mierda que asumen y votan sin falta cada cuatro años de sarna con gusto. Lejos de este aquí donde hay una palabra que nadie escucha, que nadie dice, que todos obedecen. Lejos de este aquí cada vez antes, cada vez más rápido, cada vez más urgente sin motivo, como intentando salvarse en la feroz carrera de seguir cayendo. El mundo es un árbol confundido, con raíces en las estrellas y una copa de frutos desnudos, podridos, disparándose semillas yermas entre sí. La felicidad es una lejana casa sin vecinos su escalerita al sol a cuyos rayos la perrilla con ojillos cerrados sonríe.
13.
A lo que llamáis trabajo el oligarca llama consumo de materiales fungibles. Llamáis ganarse el pan a que el plutócrata os alimente con lo que caga. Lo que llamas dignidad es resignación, te piensas responsable por cargar cadenas. "El individuo lo es todo" asegura el eslogan de quienes amasan su fortuna empobreciendo individuos en masa. Nada puede hacer feliz a la chica de la ciudad por eso ni pienso en acercarme. Cruzamos sin perdón una época en la que es necesario calafatear los relojes para no hundirnos en el mar roto que somos. Nos dicen que navegamos pero hace tiempo que nos afanamos en un pecio olvidado. Una ballena abraza para siempre la playa, globo aerostático abatido sobre la costa donde gritando la gente acude aterrizando su yugo en vuelos low cost.
14.
En las columnas de los diarios burgueses en la quinta columna de la dizque alternativa se ponderan imprescindibles de la cultura entre los mejores conectados. Cuántos imprescindibles que no llegan a serlo por falta de oportunidades o por presencia de escrúpulos. Dame un trailer para descargar a golpe de riñón como base de mi pan, y quédate con los micros abiertos y la bohemia de colegas y gafas de plasta para intentar pillar algo, que yo sólo leo poemas en público reconfortalecido cuando me subo a un monte. De muy pronto supe: nunca me ganaría la vida con las letras, pues mi lengua no reaccionaba bien al sudor de culos y entrepiernas. No pretendo que nadie se acerque a mis libros pues apenas tolero los vuestros; solo me acerco a los que armados de respeto por el árbol no inflan su papel con ese aire tóxico del ego; sólo tengo cerca los de aquellos que alguna vez gritaron conmigo en un piquete, se bajaron del carro de los que niegan el peso inamovible de la materia, la seguridad orgánica de la carne.
15.
Vale más que la mía tu palabra de mercenario, de matón y torturador, de narcotraficante y proxeneta violador, de fascista, de vergüenza del sudor digno, de apestado del barrio; cómo es posible que tan poca cosa disfrute de tanto peso. El único amigo de un perro traidor es otro perro y su lazo es tan débil como un soborno. Imagina tener menos valor que la palabra de honor de un perro que por un sueldo que nunca bajará abre cabezas y desahucia bebés pero jura protegernos. Cada vez que detienen a un perro por corrupción sé que alguien se quedó sin pillar cacho, perro. Da igual que te presentes como una necesidad del pueblo, perro, porque sólo eres una herramienta de la plutocracia, perro, y dentro, como una úlcera que te devora, perro, que cada vez te cuesta más ignorar, dentro lo sabes, perro.
16.
Nada hay tan cierto como el cielo donde el mundo se olvidará algún día. Tiempos en los que el alba se considera una forma de agresión hacia la noche. Cuanto más proliferan las posibilidades de elegir más elegimos todos lo mismo. El principal motor de la nostalgia es que las cosas tengan un sentido; desde la infancia construimos castillos incluso con la imagen de un yonki amanecido frío en el parque. Se disparan besos fácilmente como fuego de cobertura en las trincheras en las que el ser humano combate con esperanza mientras los robots aguardan impacientes y alguien acumula riqueza en el proceso. Quién iba a decirnos que lo de la emoción a flor de piel, que lo de estar en la flor de la vida se refería a las flores que dejamos descansar en el olvido con ansia de recuerdo en tumbas y cunetas. Que los niños persigan gatos, a pedradas, hasta matarlos, me dice todo. Que los libros se nieguen a confesarlo lo confirma; esa sangre no miente. “Los barrios”, así, entrecomillados sin conciencia de clase son eriales, solares que un banco revaloriza con la siguiente recalificación. El desprecio que nos disparas se resume en que te parecemos cuatro gatos. Desde cuándo ser cuatro gatos ha sido razón suficiente para negar la lluvia. Os ofrecieron un principio; lo repudiasteis por querer un final perfecto. Con esa pereza sin futuro insistís ahora en ver el mundo y su camino en el tiempo con los ojos humanos y nuevos que sólo un muro antifascista hacía posible. Insistis en asumir la barbarie como si fuera vuestra vecina cruzando invisible la historia sin roces hasta llamar a la puerta. Como si no hubiera sido erradicada nunca antes. La Unión Soviética ya no existe y cuando vuelva la sangre a vuestra calle, porque vuelve a dar beneficios, comprenderéis todo demasiado tarde.
17.
En la madrugada somos una enorme puerta, una pequeña esclusa, un tubo por donde evacuar aguas negras, compuerta, ruta a ningún lado por donde fluya la sensación de nuestra vida y no nuestra vida; el vértigo fugaz, la fuga. La noche es enorme, nosotros un espacio roto que aspira a romper estrellas. La existencia de las estrellas nos anula tras prometer un futuro. En la mañana de hoy camino despacio, leo despacio, dejo que el sol circule lento, mi hambre no tiene prisa, ruge fermentando en el estómago, la primavera se adentra con parsimonia en este mediodía donde sin apresurarse brotan los olmos, donde sin apresurarse caen las bombas.
18.
Cuando todo se siente extraño y perdido la misma luna pasa de ventana abierta a cráneo polvoriento, en nuestro afán yermo por aferrar un instante con la ilusión muerta de quien pretende retener un río en una foto. Caminamos sobre muertos sus osamentas lo constituyen todo, todo ocurre por sus huesos. Las alcantarillas como tuétano. Todos los puertos de España están regados con sangre de burro, sembrados de clavículas de guerrilleros. El mundo está gobernado por hombres de gris y sus penes a modo de corbata. Hombres calzados con cráneos, hombres con chaleco de costillas infantiles, hombres atragantando de desierto al mundo.
19.
El día no se va, sólo se duerme; los días sólo huyen cuando llora un niño. ¿Y si al morir todo lo que vemos es una playa eterna, un mar que nunca termina? Guardo esta tristeza en mis dedos de páginas vacías, manos de semillas esparcidas por cualquier rincón sin porvenir, sin futuro. Soy una tuerta virtual. Una metatuerta. Las distancias en los mapas y las distancias en las aceras nunca representan la distancia de mis pasos. Y vuelvo a ser una idiota sin remedio cuando el olor a hierba cortada asalta mis lecturas caminando sin culpa al sol de febrero.
20.
Habitamos la caída el descenso celerísimo e inadvertido esperando alcanzar los pináculos del cielo alcázares en las nubes Dios impulsa esta historia nuestra de sangre y hueso de murallas astilladas y ruido de niños abiertos como una mariposa Nos impulsa a esto que somos el querer vivir para siempre; furiosos por su imposible reaccionamos a dentelladas Somos un costoso fruto de lento cultivo maduro y presto a ser devorado por sí mismo
21.
Madrid en la distancia se ve roja y blanca: los nuevos rojos, los viejos blancos, y los monstruos que surgen entre el nacer de unos y el morir de otros. Hay disparos y bombas, oligarcas riendo y animales torturados, un bosque quemado y un concejal con dientes en los bolsillos, normativas y derecho para violar consentida y legalmente, y hay un fondo marino asfaltado de gente muerta. Un enorme bando de grullas escribe su confuso poema durante unos minutos sobre el cielo de los vertederos, tan altas sus alas como el cosmonauta de vuelo infantil. Trazando versos de peonza sin mapa, su decidida y alegre sinfonía encuentra por fin el rumbo, avanza decidida hacia el norte. Guardo alguna esperanza.
22.
Las bombas 01:38
a veces siento intuyo que sólo somos en tanto nos necesitamos hasta que caen las bombas me asusta este temor al invierno que crece dentro me asusta no temer en el fondo al frío la oscuridad o la nieve me aterra saber que lo más doloroso de esta estación sea la gente dicen que sol sale para todos y no es cierto no llegan sus rayos a una celda ni al cuerpo roto untado sobre los escombros que vomitan los misiles no llega al espacio oscuro que calza el Mediterráneo ni alcanza a quien dobla turno para llegar a final de mes de noche a noche hay gente que no comprende que caigan las bombas mientras pone música a toda ostia en su piso de cartón pensando “al vecino que lo jodan” decía Gloria Fuertes que los dedos eran muslos creadores yo sin embargo muchos días tristes sólo pienso que simplemente son balas a punto de abandonar la rama del brazo han empezado una guerra y así nos acostumbramos a menos que vivir para ser felices en la supervivencia los poetas no dicen nada estos días y lo que dicen no está claro y en ese rompecabezas queremos ver belleza o preguntas y siguen cayendo las bombas
23.
Lo malo del hombre no es cuando habla, es cuando se mueve, incapaz de comprender “déjalo en paz”, “no lo toques, no hay necesidad alguna”. No puedo evitar pensar que la persona más humilde siempre peca de orgullo asesino a diario frente al plato. Así que siempre preparada para que tras la más sublime línea aguarde un torero un violador un adicto a la muerte. Quiero pensar, a diferencia del asesino, que no soy más que el arroyo que cruzo, los bosques que habito. Luego recuerdo y me asusto; puedo ser tantas cosas, puedo ser un mar tan turbio puedo ser lo que no se alcanza. Así que intentar hablar sin nubes: una avalancha de palabras disparadas por el mundo taponan furiosas de celos la boca. Quizá sólo ejerzan de guardianas evitando el salto a la locura, el vacío.
24.
Cuando entrar a una librería fue una forma de fuga. Cuando la utopía es amanecer como en la infancia. Desear adentrarse en la dimensión ovalada que se adivina tras las curvas de objetos cromados. Cae el sol como arena y mercurio: la ropa acusa su edad, la piel se defiende, avisa con voz acre que vuelve el verano. Sólo tolero el ruido y el sudor lejos de casa, lejos de este abismo de perderlo todo. Sólo asumo este remedo de vida arrancado del barro violento cuando la huida es un parpadeo y su fruto luminoso está asegurado. El miedo aparece al estar en compañía, la soledad es la fortaleza perfecta contra la que embisten, yermas, olas gigantes. Han vuelto las abubillas, las golondrinas, y con ellas no vino al asfalto esperanza alguna.
25.
Acaso ya algo más directo más claro que una colilla y su incendio y todo su bosque calcinado; acaso ya forma más clara más directa que resuma la estupidez suicida y malvada que somos con baba en los labios. Quizá deberíamos guardar lo más sólido de nuestro odio para el cobarde que calla, que asume, que curva el mundo en su genuflexión; y no tanto para el audaz que abusa de la tibia recta de las cosas. Caer en la tentación sigue pesando menos que caer en la culpa satisfecha del esclavo. Hay lugares y biografías en las que el sonido de un motor es el sonido de un cuchillo. No la esperanza de un viaje o un servicio; sino la certeza sola de una bala cruel y sin metas ni motivos. En un mundo de tiranía y oscuridad los leves chispazos, minúsculos relámpagos, no tienen derecho alguno a hablar sobre lo inevitable o lo efímero, me temo.
26.
Dicen que un poeta es valiente por escribir en metáforas, por hablar como en sueños, por no decir nada claro por muy claras que estén las cosas. Hablar de valentía refugiados en el mismo mecanismo cobarde de los golpes. Vivimos en un mundo de burbujas cuyas fuerzas centrípetas de gaviota son mayores que las del planeta. En el museo todo el mundo gira a la derecha, el espacio se hace insufrible, insuficiente, se sigue cobrando la entrada y miramos mal al de al lado. El poeta despierta sin fuerzas, como quien ha subido y bajado una montaña sin darse cuenta. Guarda en la jaula de las encías la destructiva furia de las palabras que no llegan a decirse nunca, que no se atreven a ser agua para escapar de la boca, que quedan atrapadas aleteando entre los dientes. El poeta queda callado y hace de ello bandera sin lógica, como el obrero de derechas se cree mejor que el resto por tener trabajo, se cree imprescindible por producir un nuevo rico y perder lentamente así su vida. El poeta se aferra al silencio pues allí no hay luz acusadora. A quién le importa el poeta proeteico en un mundo lleno de buitres, León Felipe.
27.
he empezado a mirarte a mirarnos a mirar este planeta nuestro como quien mira como vosotros miráis el muslo de pollo en el plato los mejillones borboteando en vuestra olla me diréis que solo hay un mundo y yo os digo que no que hay billones de mundos me dirás que cada persona es única yo te digo que cada animal es único me dirán que no podemos comparar que no podemos compararnos a un escarabajo les diré que todo es comparable la tortura y la bomba nuclear y la obsolescencia programada y el tabaco y los élitros y que sólo importa el material con el que se construyen las balanzas...
28.
los que no han dormido los que han tirado su vida por el retrete de la noche gateando en alcohol y palabras apenas balbucidas y menos llenas esos que aún viven ayer me miran con el gesto de quien quiere llegar el primero a la meta de una carrera que no importa a nadie me miran agresivos y burlones con desprecio rumiando cosas inconexas yo los miro desde el día de mañana los que no han dormido apenas recordarán un par de retazos de una noche idéntica a mil noches una noche vacía como mil noches yo de vuelta a casa he visto amanecer mientras regaba mis árboles yo miro desde el día de mañana a los que no han dormido mientras anoto todo en mi diario de agua
29.
Soy un delincuente: he decidido no daros ni una gota más de mi sudor, ni querer una sola gota del vuestro; vivir al margen, consciente del precio a pagar. Ser ese vecino con el que casi nunca hablas pero nunca da por culo. Hago sin cobrar y con ganas lo que otros hacen cobrando y sin deseo; ese es el orden de las cosas en un mundo donde las cosas sirven al desorden de unos pocos. He confundido los teclados de la tipografía con los huecos de las notas musicales que el viento susurra. Ya no soy capaz de distinguir si en mis manos se escribe una historia o se bosqueja una línea rota de melodía, o si apenas estoy quieto en la orilla del arroyo escuchando un rumor torcido de chopos. Puedes llamarme clasista, pues odio y desprecio a toda la clase humana que reniega de su clase. Soy un delincuente: qué fácil es cometer un delito cuando el delito es pertenecer a esto.
30.
Efebifobia 01:33
El mundo está lleno de hijosdeputa y vaciado de excepciones. Todos los jóvenes, todos los adolescentes son figurantes de anuncio para la banca on line. No los soporto, me agostan por ser un contrato incumplido y el cumplimiento del abismo preconizado. Por que son promesa de un fracaso y carne de cañón presente y futura. Es imposible la eterna juventud porque el tiempo nunca para porque el tiempo nunca vuelve atrás y solo existe la sola idea de lo que brota y todo hastío se acaba reflejando en el cuerpo más joven que repite las consignas más vetustas; con mucho ruido y furia, eso sí. Todas esas ventanas tan numerosas tan transparentes en esos edificios tan altos tan imponentes son solo ataúdes abiertos que exponen a las miradas que esperan lo que pudo ser y lo que sólo fue. En toda guerra fría siempre gana el bando que ofrece la posibilidad de comprar la tele de plasma más grande. La posibilidad pesa más que lo palpable. El mundo está lleno de hijosdeputero y vaciado de excepciones. Nuevas hornadas sustituyen a la generación precedente de tontos útiles. Morimos de hambre con pauta impecable repetida sin visos de cambio en el horizonte.
31.
hoy me acerco al medio siglo lo rozo hoy tengo el mejor regalo que se ofrece a las personas por envejecer porque hoy es lunes realmente un lunes cualquiera un lunes en el que como cualquier lunes de mi vida en estos últimos años no vendo mi fuerza de trabajo me despierto para ver amanecer trepo montañas riego paseo leyendo poesía
32.
Sí soy consciente, sé que intento escapar de las preguntas, los problemas, qué hacer con el dinero se tenga o no, los padres que ya se apagan, los caminos devorados por la maleza de los mismos oligarcas miserables de siempre. Sí entiendo y reconozco que intento la huida acumulando en casa torres de poesía de segunda mano, subterránea, construyendo con páginas atalayas y puentes, acueductos de versos demasiado ligeros para otras bibliotecas, olvidados incluso. Arquitectura de sintaxis e imágenes hondas trepándose entre sí por esquinas, mesas y estantes, escoltando el trono mas íntimo en el baño. Una ciudad de libros de ocasión, de libros que fueron gangas antes que amnesia, se extiende por el pasillo y el escritorio. Esta urbe habrá de albergar nuevas preguntas de las que seguir escapando en un círculo absurdo, con grietas, tan bello.
33.
Compro y vendo poesía al peso, por centímetros cúbicos, por el ratio de blanco y mancha acotada de sangrías, que me quepa en cualquier bolsillo. Soy pobre en las librerías, lugares frente a los que desayuno queriendo. La segunda y cuarta mano, las aceras sucias del Rastro, los tesoros escondidos en pueblos de Castilla: huesos de este cuerpo de poesía que levanta paredes en mi casa. No compro nada nuevo bajo el sol. Cómo no me va a parecer caro un libro de mil palabras por quince euros, si todavía pienso que mil pelas es demasiado, porque, qué ostias ya, antes todo esto era campo y con veinte duros te comprabas una bolsa de patatas, chicles para todo el día y un sobre de montaplex con un módulo lunar.
34.
No llevo reloj desde hace décadas y el tiempo en tanto no ha corrido, no se hizo eterno. Quizá el tiempo ni circule, sea tan sólo una suerte de invasión que fluye y todo lo ocupa. No me he equivocado en la senda: sólo he hecho turismo, recorrido otros valles y gentes, aumentado mi diario. He llegado aquí de manera oblicua. Cuando se envejece negando lo que se ha sido, en la vergüenza de lo que se hizo, no quedan recuerdos, sólo preguntas y puertas ajadas y abiertas colgando de goznes torcidos. La necesidad de descansar algún día será mayor que la de esto de asaltar imbatibles baluartes de miedos.
35.
Robarse de vivir, arrojarse al espejo de los charcos en la desesperación de saber cómo rozar la luna tan alta, tan imposible, buscando unirse a su reflejo aquí abajo para siempre. Ser humano es ser algo estúpido: escribir un poema pero asesinar a alguien; rezarle a un Dios que no existe; decirse lleno de vida pero degollarse a plazos, concretamente en ciento cincuenta y seis mil doscientos cuarenta y siete plazos, en ciento cincuenta y seis mil doscientos cuarenta y siete cigarrillos; y cuando esputas alquitrán con sangre volver a creer entonces en el Dios que mataste. Ser humano es ser algo estúpido: y por eso la pérdida que desemboca en el golpear de un cuerpo ajeno es algo matemáticamente inevitable en ciertas voces y museos. Será eso condenarse, supongo. La carretera es un río lento de ataúdes discurriendo ya por una muerte que llega tranquila, calma, sin padre. Robarse de vivir por no asumir, cobardes, que nos han robado la vida y que hemos sido cómplices del delito.
36.
El finde 01:30
Os prefiero los lunes por la mañana, callados y tristes en el autobús, porque volvisteis a demostrar la noche del viernes, del sábado, que ese gris es lo que os merecéis. Os prefiero con esa pena y mi tranquilidad. Estáis mejor y más cerca de vosotros mismos el lunes por la mañana doblegados, y totalmente fuera de todo al llegar el viernes, tirando a bestias, queriendo ser callejones sin salida y dispuestos a llegar a las manos para conseguirlo. ¿Puede haber una vida más torpe que la de quien acelera un coche potente de tercera mano por las calles del barrio en ruinas cuando cae la noche al final de la semana? El nivel de fracasos en el camino medido en iras innecesarias, atrincheradas en un piso de cartón a pagar con una espalda rota, su incoherencia mitigada en alcohol y grito en el mismo bar todos los sábados. Cuanto más descendemos en la escala, en el aluvión de fango de cada fin de semana, cerramos más el precio de esto que somos en un mundo que sólo sería apertura. La cara es el espejo del alma y los libros en pasillos y paredes son las curvas de una vida; la recta todo un vacío sin cambios; el fin de semana de ruido y baba el premio a la carne de cañón. No os quiero cerca como óxido, corrosión, salitre hambriento, cada sábado; os prefiero como piezas, grasientas y girando, rótulas de un tractor que algún día sembrará los campos -como se debe- bajo el cielo.
37.
Insistir en caminar por las calles de siempre como si fueran las de siempre (y que no tienen un quizás futuro) por miedo a no pisarlas nunca más. Esperar con ello detener calendarios y satélites corporativos, drones de combate baratos y efectivos, eugenesias y maremotos y este regresar al reptil. Caminar por estas calles para escapar de ellas, volverlas otras o consolarse en sus esquinas meadas y sus carteles empapados de noviembre, intentando localizar el epicentro donde este todo comenzó a ajarse.
38.
Claro que la poesía existe y nos rodea y hasta puede que sea bella como una cuchillada ejecutada limpiamente con arte marcial. Vivir poéticamente incluye al tanque que aplasta cuerpos. El verso y la guitarra no son nuestros amigos sino un riesgo terrible. Ya no fabricar paisajes, solo posarlos en papel. La ausencia de teoría y cimiento no impide que vuelva a salir el sol con su todo. La poesía existe como existe una bala. Sin un hacer, sin un negarse a hacer, la palabra es bella e inútil, quizá veneno. Lo perenne de la palabra es el fantasma al que nos aferramos para evitar los silencios.

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Poemas (o algo así) musicados a lo largo de 2022.
Tó pa ná, padre, tó pa ná.

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released December 31, 2022

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David San Martín Madrid, Spain

Pongo bases a cosas que escribo y que a lo mejor son poesías. Lo hago a toda leche y sin cuidado, porque mi poesía (?) es punk.
Le robo ideas a Natalia y su mala uva.
Tiro de soundtrap y looplabs.
En mi ansia por pasar a otra cosa no corrijo lo suficiente.
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