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1.
Soy jodidamente materialista. Quiero una casa y que el suelo no me falle. Un tejado por si el cielo. Bocados ciertos en mi boca, intentar que no rezumen sangre. Adoro la materia, pues alberga esta potencia de lo que somos y sólo en la materia trascendemos, de mano en mano, garganta a garganta. Así que sí, espero mi justo salario, no emocional: bien fungible; espero mi garantía de ser colectivo y no saliva confusa en selva de codazos (donde el futuro vacila inasible sin tejidos palpables).
2.
¡Votadme! ¡Votadme! Soy la izquierda del ahora, la del sentido común en el mejor de los mundos posibles, la de los generales de la OTAN, la de la Operación Chamartín, la del huerto urbano pero la mina astur cerrada a mayor gloria del carbón de Goldman Sachs; la del campo andaluz despedazado en Flandes; la que calla y dobla la rodilla frente a una corona, una libra, un euro. ¡Votadme! ¡Votadme! Soy la izquierda, el camino lógico de hoy… el camino que no pasa por expropiar y socializar, tomar los bancos, hidroeléctricas, dinamitar la ingeniería fiscal, asaltar sus paraísos… ¡Votadme! Soy esa izquierda que no imagina grilletes en las zarpas de una multinacional; esa que se avergüenza de los muros aunque detengan el invierno; esa que no acerroja a las mafias del IBEX y hace oídos sordos a sus machetazos africanos pero deja bien abierta la fosa del Mediterráneo; esa izquierda de académicos equilibrios de obeso cuando caen las bombas con su noche terrible; esa que elogia al cañón por su carga de trabajo. ¡Votadme! Soy la izquierda pragmática que no para desahucios ni purga a los fascistas de toga y pistola; la que pide ahora perdón por aquellos sinceros arrebatos juveniles, puntuales y certeros, cuando todavía llamaba pan al pan; la izquierda que encarcela marionetas y siempre tiene un “pero” preventivo cuando llega el mordisco de la mordaza Esa soy. Votadme. ¡Votadme, que tengo dos carreras y un chalet con piscina! ¿Por qué no me votáis? ¡¿Por qué no me votáis?! Por qué no me votáis...
3.
Te haces viejo porque has empezado a añorar la primavera. Porque las promesas de año nuevo no tienen fecha y sólo las dicta el camino incierto. Porque no tragas como libertad y margen de acción lo que es puro abandono del desgobierno. Porque cada vez hay menos sonidos cálidos como el rumor de la madre en la habitación vecina. Porque adviertes cómo nos roban la ciudad, lentamente, sin vergüenza, a la cara: Teatro Movistar, estación de metro Vodafone y las bicis que seguirán estorbando en la nueva dictadura rauda de los coches a pilas. Te haces viejo porque esquivas los problemas: ya no sueldan bien los huesos rotos. Porque cada vez que juegas con fuego no olvidas los tijeretazos del oligarca al cuerpo de bomberos. Porque has visto las plazas secarse aunque brillaran, y el deporte comienza a ser roca de Sísifo en la pesada decadencia del ADN, sus crujidos de rodilla cada vez más cómplices.
4.
Cabronías 03:43
Confundieron difundir con saturar y así están dentro de la M-30: pisándose los poemas los unos a los otros. Proseguimos nuestro trabajo de minería en la periferia, donde se respira un poco mejor y hay algo de campo tras las escombreras. …. El lumpen se hace daño y es daño porque la gente fuma. Tragas horas extras, pierdes tu pensión porque la gente fuma. Nos mean, con tranquila parsimonia, porque la gente fuma. Celebramos cuán normal es lo dañino y por eso nos regocijamos en lo vacío y banal como un maravilloso sacrificio. …. Para qué cantaros sobre la orina que nos vierten a cántaros como lluvia si en la escucha de este cantar os resignáis en la ceniza. …. Folleteos de propaganda en tu buzón abandonado. …. Sueldos cada vez más bajos en la escala, pero nada se agita en la de Richter. …. Malditas tripas traidoras con sus aullidos de lobo lejano. …. Desayunar antes antes que el sol: el presentador del telediario de madrugada lleva ronco dos días pero no retira su rostro de la cámara. …. Esa gente que trabaja duro, trabaja por dos, aspirando en breve a cobrar el doble… Esa gente que sólo consigue que el patrón despida a un compañero y se ahorre un sueldo. …. Los documentales se exhiben en su pompa académica, cultural, científica, intelectual… Pobres documentales soslayando que también necesitan de la violencia pues todo se vende al peso en el espectáculo. …. Comenzó en una grieta africana la infección, un tercio de millón de años atrás. El fallo multiorgánico extendido a todo el planeta, del hielo a la duna pasando por nuevas ínsulas de plástico. Ay, la tristeza del arqueólogo, abismo de ciencia desconsolada. …. Nunca te dirán que eres tú el conducido en uno de esos anuncios de coches rodados en ciudades fantasma. .... Y en esta guerra de gente desplazándose siempre ganan los hidrocarburos: para ellos la abrumadora recta. Las gentes de a pie y pedal se disputan un minúsculo rincón, ralas pasarelas y ángulos muertos del ingente cauce de cuchillo que desfigura el territorio. …. Te vendieron: que no sabías conducir, la rala feminidad de los motores, la cuchillada cada vez que tomaras un volante en esas manos tuyas que quieren frágiles, compañera. Ahora la política del miedo —con excusa ecoprogre— afirma que sin un corral protegido por muros no podrás dominar esta ciudad con tu bicicleta, y que es machista tomar la calle a pedales. ---- Mañanas castellanas de luz y cuchillo, pero sois vosotros quienes tabicáis mi puerta y convertís en disparo el umbral de casa.
5.
Se confirma el milenio... Se confirma el milenio con más agujeros en el alma que la piel sobre el coltán en el pecho del Congo. El mediterráneo es un trasiego constante: bombarderos que bajan, pateras que suben, cuerpos que descienden abisales en un sueño de algas, acciones de bolsa que ascienden como la espuma y se elevan sobre las torres y todas las olas, incluyendo la tercera. Gira el mapamundi hasta donde cortan margaritas, llenando bolsillos de oro —como llenaron galeones los fondos marinos—, reventando pulmones que son globos en el agua, pues hasta el aire se malea con una buena inyección de capital cuando caen los imperios y los polos se estremecen. La carne que no fuera bruma roja en aquel suspiro de hierro, la carne que escapara de la pincelada de los machetes, la que esquivara el proyectil fabricado en tu cama o el decreto en despachos donde el ser humano es ceniza, esa tierna carne en el ajedrez de las potencias sin adn... ...será rentable buceando en las olivas, la fresa, la uva, los cielos de plástico y el chamizo de uralita, y las carreras por Preciados con un hato en la espalda. Imagina que escapamos bajo un cielo de lava. Imagina que la brisa es una llamarada. Imagina tropezar sobre las huellas de otros, un sabor a tierra sin cauces vivos, un regusto de mordisco y de caída sin pausa, en nuestras bocas calientes de sangre, en nuestras bocas tan frías de silicio, y las manos… Ah, ya las manos acusan roncas y tensan cuerdas en los arcos invisibles que, inevitablemente, son disparo de parábola con irremediable destino.
6.
Hablo solo, como los viejos, en estos tiempos de desplome en que semillas de algodón germinan en la luna. Se desliza un rodamiento por las líneas de mi mano, en un azar terrorífico como persianas bajadas en barrios que callan. Nos vence la desgana… Esa desidia abandonada, ida, como de entrar comiendo a la cama, masticando el hastío del día, anhelando un descanso que nunca llega en un planeta de gente dispuesta a hacerte daño en su afán por hacerse daño. Por nuestras chispas se talan árboles, por si acaso incluso. Si nieva, árboles se talan, no molesten a las carreteras. A los árboles matamos de sed porque cambiamos el clima. Cedemos inconscientes al empuje del moho y con la excusa de la tolerancia hemos aprendido a tolerar la miseria. Punks que potan bokatas de patata en la puerta de una okupa que huele a porro. Discúlpame si paso de este cuadro, y si prefiero dejar el camino y trepar montañas. Llevo dos días con humo en el pecho, regusto de herida en la boca siempre que corro, las toses me asaltan sin previo aviso... os odio tanto por escupir hollín como estilo de vida. Hago deporte para no ir al hospital, no para llevarle mi colección de lesiones, no entiendo eso de quebrarse un hombro para alcanzar un físico perfecto. La luna plena como un queso de sangre. La tristeza por un mundo que se agosta… ¿no será mera pataleta frustrada de infante dictador? Perder la luz es algo devastador y chocante, como encontrar la primera cana en la ingle, porque quiero luz y calor y no parar de hacer cosas. En un sólo año cago más versos, música y ritmo que todos vosotros en media vida, pero no me tomo tan en serio mi poca sustancia, así que me como los mocos en las afueras, borboteo como fango en el destierro. Porque aquí lo que importa no es si desnudas el tiempo, sólo cuenta el cómo y a quién conoces, si estás en la puta onda siguiéndoles el rollo a los guruses y mandamases de la escena. Escupo contra el viento y me parto de risa, y a ti te escupen de arriba y te parece correcto. Un pleno escupitajo en tu cara… se desliza, viscoso, cálido, espumea en tu rostro, de la ceja a la mejilla. Es humillante, es náusea y te repugna… pero no apagas la tele. Qué mal, pero qué bien ese ERE en tu carcajada de esquirol asqueroso. Mujeres y hombres y gulag y viceversa, mucho gulag y mucha alegría contra vuestra miseria. Insistes en meterte en la jaula del gorila, y sí, digo al ver tus pedazos que fuiste gilipollas. Qué le voy a hacer si pienso que hay gente torcida, gente sin cura que nace con tara, y que si juegas con fuego te acabas quemando, porque nada vence a las matemáticas, y ante el vacío lanzamos los puños buscando el grito. Joder, este odio que me desborda, joder, este odio que me abre los ojos porque no cierra mis noches, este odio de mierda que me desvirtúa, que alimenta mi insomnio, mi melancolía, que impide que cruce la puerta y me devuelve a la cama.
7.
Parapeto 01:12
Aprieto el vientre en el baño mientras deshojo tristezas de Salinas. Viejas poesías de presos reposan en el escritorio. Tantas noches de insomnio ordenando puzzles de periódico, tanto grito sembrado al aire y cuotas y piquetes en el sindicato, y tan poca agua en nuestro pozo ahora, cuando más brota la sed. Si un “te quiero” es un “me quiero” en el fondo, si al final prefieres el abrigo del árbol, aunque ya no broten sus frutos, porque el páramo es tan frío, tan de geoda sin premio… Si tan así, no menos que tal. Al final, descubro que el instinto ofrece mejores garantías al cabo del tiempo. No necesito explicar el dolor para saber de su veneno y repudiar su huella. Me acurruco en mi zanja anticipando el obús y la vida me cubre con su cuerpo, por pequeño que parezca...
8.
Hasta que no me peguen por haber escrito no consideraré que lo que escribo es bueno. Cansada y vencida y decidida a caer, como un leño arribando a una playa de grava tras zozobrar semanas y tormentas. Mira, sí, estoy bien cómoda subida al árbol y señalando vuestras mierdas. Me he ganado este tiempo y lugar, como me he ganado este cansancio y luzco mi amargura como una cruz de hierro. Haré como Fidel aconsejaba: me quito de en medio para no evitar vuestro fracaso. No estorbaré y callaré tan a menudo que me pensaréis muerta, pero será por no volcaros mi bilis, que reservo para estas líneas. Prometo no salir a escena y romperos el tejado, no merece la pena si camináis por hielo quebradizo y vaciláis con pies de barro. Dejadme al menos estas líneas para rumiar y batir mi hiel, tengo derecho a mi espacio aunque en él me falte el aire. Te veo más confuso que la cigüeña cuyo invierno se desplaza hacia polos desorientados. Más tonto que un niñato macarreando con la moto. Hinchado y perdido como un corcho en olas lejanas. Puedes seguir hablándome de arte, tentar así a la suerte a ver si me follas, pero con toda tu paleta de saliva no te vas a comer un Rothko. Puedes seguir jodiéndote la salud en tu afán de entrar en muchos coños aunque se te caiga el pelo y como decía un grupo punk hace tiempo, hablar en femenino para alcanzar mi chumino. Todo vale, todo cuela en su contexto cuando el contexto es el vacío. Amanezco y desde temprano me cuido. Reflejos de vidrio laceran asfalto. Los operarios emulan al viento soplando las hojas caídas del parque. Sol, caliéntame la vida y descongélame el culo. Templa la tendinitis de mi hombro, y prometo no volver a forzarlo en mi ridículo intento de cargar con el mundo. Asalto el amanecer con una braga en el rostro, miro el cielo sucio envuelta en vaho, pero las nubes evitan mi barrio por miedo a soltar toda su carga. Sólo me quedan seis para alcanzar cincuenta. Por todo temo y en nada confío; miro al cielo sin nubes pero espero tormenta. Será cuestión de perder el miedo y soltar los puños. Aprende de la más pro, soy dueña de mis callos. Correr por un bosque cubierto de hojas quizá sea bonito pero tiene sus riesgos a menos que adores comer barro y tengas en casa repuestos de tobillo. Mañana de hielo y promesa; la contradicción que nos cabalga, porque hace frío al no haber lunes, aunque las nubes hayan huído y el sol destelle.
9.
Ácaros 00:40
Cepillar la ropa y matar miles de ácaros. Así de sencillo es el genocidio, algo tan de beneficios, tan de economía y resultados. Imagínate ahora que te pagan por ello. Imagínate que haces millones deshaciendo millones de gargantas. Es fácil. Sólo tienes que ver a tus vecinos como insectos, gusanos, artrópodos. Luego todo va a tiro hecho, a bomba lanzada, a quemarropa la pluma en el contrato. Así se empieza, así se acaba.
10.
Hardcore 02:35
Me encierro durante días en un estudio que apesta a rabia, a café y a culo, y allí, en lo imposible, conecto. Enciendo las redes y me quedo todo pez: otro grupo de punk ESPAÑOL escrito con caracteres escandinavos. Ya está bien con la broma, joder. Para qué editar mi música en formato físico si no hay espacio en las estanterías ni para los ácaros, y no me lo tengo tan subido, y lo que hago no le interesa ni a mi perra. Aquí todos pillan ostias o cacho menos yo, que me escabullo. Me exigís contexto y razones para mis gritos cuando vivís en la inercia y la falta de preguntas, la ausencia de historia y de materia. Cómo confiar así en nadie de ese mundillo de egos subidos a escenarios... A ver, ni de coña voy a tirar la primera piedra y por eso le hago un Larry David a quien se acerca sonriendo. Cómo será la cosa que me ofrecen editarme y sólo veo una estafa en desarrollo. Treinta años en esta mierda y por eso puedo confirmar su condición de tal. Todo el mundo dejándose los cuartos por las bambas de un icono del hardcore; a mi me las regaló una loca y ahora las calzo con otro cuento bien distinto. Pedaleo mentalmente si nos sale un bolo, a ver cómo llegar allí sin darle al contacto y reducir un poco nuestra huella de carbono. Rodeado del bramido perforante del progreso (mataderos, atascos, martillos neumáticos, árboles abatidos y disparos sin razón, grúas chirriantes que son huesos de la burbuja, aviones de guerra despegando sobre radiales) ¿osas llamar ruido a mi banda de hardcore? Ojalá el mundo como un pedal de distorsión, pisar fuerte y que empiece la tralla. Ojala unos timbales a medio tiempo demoliendo las columnas de Dios y las cúpulas del dinero. Ojala siempre un agujero con chavales airados y escupiendole en la cara al veneno, chavalas con mirada limpia y conciencia de clase apretando los puños a velocidad de vértigo. En el grito encontramos todo, en la velocidad la calma necesaria. Yo me lo guiso, yo me lo como y levanto pequeños hitos de poca monta que se perderán en teléfonos y a lo sumo provocarán sonrisillas irónicas y sarcásticas. Ok, de acuerdo, es así, lo acepto y no espero otra cosa. Estoy cansado; Grietas en mis codos y mis dedos. No puedo saltar ya con el bajo por el sobrepeso. Pero no he dejado de caminar en treinta años. Aquí os espero.
11.
Cuñaos 02:49
Cuñaos con adicción al decibelio obsceno como redoma de milagro a su necesidad de miradas. Cuñaos con el superpoder de convertir en bar primitivo cualquier rincón del planeta. Antes de votar derechas fueron esos chavales del barrio que allá donde se sentaran, dejaban un basurero y papeleras rotas. Se os reconoce a distancia por vuestro acelerador idiota berreando. Escribís con pulso fláccido por miedo a partir el lápiz, pero no dudáis en ser el cutre que arrasa los lápices del Ikea. Se identifica fácil al más capullo del barrio: es el que más banderas de España lleva encima. No aspiro ya cambiar tu rumbo y germinarte un alma. No soy la secuestrada en sí que afirma que por amor esforzado su maltratador cambiará algún día. Sé que hay gente doblada adicta a dar golpes y segura de que el mordisco es el único mensaje. La conozco, os conozco. Afirmaréis ser demócratas hasta el momento del crujir de nuestra caja torácica bajo la oruga de vuestros tanques. Aseguráis, vociferando babas, que el toro y la caza son la esencia del campo; vosotros que nunca doblasteis el lomo bajo el invernadero que hierve ni vareasteis aceituna en las heladas, ni dormisteis en barracones desfondados. No hay más tontos como vosotros porque ni al capital le sois rentables pasado un punto. Hozando opiniones desde vuestra fantasía de trepa, os creeis los reyes del mambo, pero sois quien friega el suelo tras la fiesta. Sudáis lo vuestro para pagar a plazos la última tecnología seguros de haber superado así las contradicciones de clase, seguros incluso de ser clase media. Uber, Glovo, Deliveroo, Amazon.. “Todo más barato y moderno”, argumentáis, negando que los dueños de Uber, Glovo, Deliveroo, Amazon han abaratado vuestros sueldos miserables pero modernos. Habláis como si vuestro puesto de trabajo no estuviera también en el punto de mira de una multinacional. Olvidáis que sois trabajadores y os pensáis como meros usuarios, llorando serviles a cada huelga. Os tienen comiendo en su mano hinchada de miseria. Desertáis del barrio porque vosotros lo valéis. Esperaís “La atalaya del arcipreste” y os topáis con “Los llanos de la escombrera” y os indignáis mucho porque vosotros, vosotros lo valéis. El quiero y no puedo del trepa abandonando la urbe, trayendo la urbe en su carro hasta las afueras. Y en vuestra película pasáis a ser gente de bien, bien española, bien de bar, de bandera de España raída en ventana y fabricada en China... ...salvo el pequeño detalle escondido de la vergüenza semanal, nocturna y con alevosía, cuando acudes a la parroquia del barrio a recoger alimentos, lo más secretamente posible.
12.
En esto de escribir, no importa cómo, dos tipos de persona: quien comienza a escribir, con un motivo claro y un destino incierto, y quien comienza a escribir sin razón y encuentra un objetivo. Añadamos un tercero: quien no sabe de dónde salen sus párrafos ni para qué sirven, y se dedica a flotar en las palabras con memoria de cangrejo. Seguro que las tres se encuentran a menudo en tu cabeza, no hay duda. Por eso me mancho pletórico de tinta y píxel. Cómo no dedicarme a las imprentas y las curvas de las palabras si me sobra el tiempo libro, si me rodean y apuntan con sus líneas tantas certezas y miradas, si yo también tengo qué decir, poco, malo e insignificante, pero el ego es el ego. No obstante, hoy no salgo al escenario a brasearos con mis versos, porque ya está bien de machos barbudos y sensibles y mozas en las sombras esperando el salto a las tablas. ...ay, el foco de atención. Me siento afortunado por lucir esta lorza tremebunda que el pudor me sugiere cubrir bajo los focos. Me evito así la tentación del capullo que en escena y entre versos se despelota porque va de crudo ingobernable pero busca mojar el churro al final de la noche. Al final, resulta que hay tanto plástico y gargajos en esto de la poesía, como en el noticiario del oligarca. Al final resulta que el punto más limpio de la rima siempre es una barricada, y allí he encontrado a libreros y escritores que cascan como huevos calaveras de fascistas, y no sólo con sus plumas o sus páginas, no... No se me ocurre mejor tempo ni figura literaria para hablar de esa poesía que me llena de esperanza. Porque si esperamos algo, hoy, será gracias a tal puñetazo y su rima perfecta.
13.
Televisión 01:40
Comienza dos mil diecinueve, calienta motores el fascismo y la tele te embute 24/7 el drama del niño caído a un pozo; como si no hubiera agujeros enrejados por todas partes, ahogando vidas, por el beneficio de los de siempre. De toda la fauna televisada sólo confiamos en Arguiñano, el resto es lucha por no adormecernos. Empieza el telediario y comienza el NO-DO del capital riesgo. Vivir con la conciencia tranquila es fácil: sólo hay que optar por quienes las voces del amo te digan que odies. Tú con los dueños de Uber y Goldman Sachs, nosotros con los mineros y la estiba. Sean así nuestros días conflictivos y ásperos, pero dormimos como bebés, dormimos como dios. Ya se maquillan tanto las pobres criaturas prostituidas en pantalla que ni muñecas de cera parecen: les crece a su frágil humanidad realidad aumentada; son contexto ideal para colarnos noticias falsas y la opinión del amo de la cadena de turno, que es la del amo que provoca el conflicto y pisotea los almanaques de los barrios. Prevenidos ante las ondas y su cicuta un dia cogeremos el mazo y volarán los cristales entre versos.
14.
Sospecho 01:25
Sospecho de estos tiempos en los que un click es un pum, golpe de lápida en nuestra cripta. Sospecho de esa gente con uniforme o disfraz para acudir a un evento, siempre atenta al público y no a palabras o cuerdas. Sospecho de tu labor cultural si el ABC te defiende hablando de ciudadanía viva. Sospecho de tus páginas, que medran cuando estalla la crisis. Sospecho del feminismo que te quiere puta empoderada en boca de la banquera, sospecho hasta la contractura del que comparte puntos clave con un demente wahabbita; un muro que segregue, por ejemplo. Sospecho de la línea que nos separa, que siempre juega a favor del propietario de la calle. Sospecho de quien se afilia a sindicatos solo cuando le tocan el bolsillo. De habernos afiliado antes, nuestros bolsillos estarían intactos por ley, otro paisaje habitaríamos, sin emergencia. Sospecho del "ya habrá tiempo" y de las rosas en el cielo cuando el día languidece cansado. Sospecho del izquierdista de ornamento que hace del voto eje y semilla de su futuro. Sospecho de mi sombra diluida en paredes sin encalar, en charcos de periferia olvidada. La sospecha como argamasa infinitamente más fiable que las certezas del orden del día dictado por la inercia criminal.
15.
Los cuidados 02:11
Si mis versos flotan por leves, si mis versos en boca de un juez que tortura, estoy haciendo algo muy mal, o tengo claro mi lugar en esta guerra, o todo lo contrario, soy tonto y útil y espero salir indemne como si la Historia no contara. Pues este el tiempo de los ataques a la vida y las cargas de profundidad en el cimiento futuro, y por eso nos escandalizaría más la ausencia de pintadas fascistas en tumbas de libertarios y comunistas… Esas cuchilladas de spray indican la tormenta que no cesa y el futuro que aún espera, la razón que nos cubre de cosmos… Vivimos tiempos inmisericordes donde las librerías cierran para abrir casas de juego, y las librerías que medran le hacen el juego a quien desahucia casas; tiempos de calles desnudas de gente y plenas de miedo que crece, una época donde se llenan las arcas del oligarca que vacía a hostias los hogares, días de grito angustiado en los que extraños frutos llegan a las costas hinchados de pena trayendo ecos de minas y bombas. Tiempos dictados por aquellos para quienes somos recursos que acaban siendo residuos y nada más en medio ni después. Harina de alientos molidos ligada con lágrimas y algo de sangre por aquello del sabor y no olvidar de quién es la espada y la alcancía que custodia. Tiempos que exigen respuesta aterradora para el terror, y no terapia ni cuidados… Hemos aprendido a cuidarnos de los que repiten constantes, el mantra de “los cuidados” en su discurso político. Cuidado, mucho cuidado, con los de “los cuidados”, pues son la garantía del torturador para no quedarnos en el sitio y que prosiga su rapsodia de miseria, picana y fracturas.
16.
Empiezo recordando la vieja máxima: un fascista es un burgués asustado. Temeroso porque se le rompe el juguete, temblando si otros niños quieren jugar también... Y no cesa de asombrarme vuestro asombro, cuando por enésima vez vivís en propia carne a los Abascal y Guaidó, los Salvini, las Le Pen; ellos tienen consigna de atacar primero al trabajo, pero os indignáis por las ingles y en vuestra protesta se silencia la zapa final del propietario tácito de vuestras vidas. Pues tal catálogo de figurines añosos sólo es de recursos funcionales dispuestos por los dueños de la democracia de mercado, a un mero paso de la careta caída. Así fueron, son y serán las reglas de su juego, e insistís en jugarlo pretendiendo ignorar la partida amañada desde el inicio. En este tablero que se comba tan tenso, siempre un juez genocida en los genes, siempre oculto el cañón que lo engendrara, velado y enhiesto bajo la toga, con su munición elevada al estrado. Señoría lista para sembrar por cerros y cunetas una lluvia infame de espanto y alarido, niebla grana de entrañas y maletas. Siempre el mazo haciendo harina del riñón dolorido y la hora extra sin pago. No se cambia lo que no funciona: se sustituye por un horizonte. Mientras, sólo nos resta el puzzle, el caleidoscopio, la casa de espejos, el laberinto en el difuso jardín de la mansión del sátrapa. Allí damos vueltas de colores hasta perder las líneas rectas y nos refugiamos bajo puentes creyendo estar en casa… Habrá que tomarse en serio la explosión y la bisagra, saber tejer la “n” con la “o”, confiar en las manos y las cervicales, confiar en conducir bien azules los días. De lo contrario nuestras vidas serán fosos inconexos y punzantes, deslizándose hasta devenir fosa inmensurable.
17.
Moriré en la miseria y sin jubilación. A cambio, he vivido una vida sin atascos: una vida no de mierda, sino libre de relojes, sin la muerte afilando su dedo en el roce del asfalto, una vida sin mesarse los cabellos, sin vomitar el desayuno contra la puerta del cercanías, ni pudrirse los pulmones en circunvalaciones cada mañana, camino de la galera. Una vida de cálidos atardeceres tras comidas quietas en sofá; una vida de noches en calma y abrazo compartido sin maldecir cada día de la semana. Una vida sumergida pero al margen de engranajes y vertidos. No disfrutaré una jubilación, de acuerdo. Ahora dime si tú disfrutarás la tuya, tras quemar la vida en los bolsillos del oligarca, financiando los golpes de sus perros.
18.
Queríamos ser pintores, queríamos ser ornitólogas y las matemáticas nos lo impidieron. Un engranaje grabado en la ingle bajo una infantil luna de lana había conformado hasta entonces paisajes de futuro cálido, de nenúfar. Pero pasan los años y, joder, siguen despeñándose las noches sin remedio, nuestros dedos gastados de aferrarlas sin fruto, pues el día siempre emerge sin perdón. Hoy nos duelen las espaldas de desatascar cañerías en un mundo obtuso de cal y grasa. Abrimos sus grifos hirviendo dejando al tiempo hacer lo suyo, aunque perdamos la fe: cómo confiar en el arcoiris nacido bajo la lluvia ácida. Adoramos el hueco libre que dejan los coches al morir. Anhelamos la hierba que toma —sin permiso, irreverente, inevitable— los osarios y cráteres de obús. Sólo usamos estanterías de metal, las únicas capaces de aguantar nuestra historia de mercadillo, nuestro peso insoportable. Descansamos en torsión y soltando gas: se nos duermen los brazos de tan graves y en escorzo, se nos escapan las tripas de tan leves. En nuestras gargantas empujamos las palabras más allá del pánico cuando no tener miedo es ser idiota y cuando ser valiente es conocer el miedo y, pese a todo, abrir la boca para que hablen los ojos. Hace tiempo que habitamos y limpiamos el convento. Nuestro día expira, y en los minutos que restan preferimos no recordar cómo ensuciar mosaicos. Dejaremos este prado con la mirada limpia, nadando entre astros, dejando atrás toda órbita.
19.
Pequeñas estrellas del andergraun poético; hasta la visita al baño es trascendente en vuestras líneas, páginas y redes, y resulta que al final… al final sólo habláis de amor, de frotarse los cuerpos. Tantas alforjas, tan poco viaje. Yo sólo sé que tengo más, mucho más. No mejor y probablemente peor, porque no me interesa trascender, ni meterla ni que te importe. Sé que estallo y me desbordo, y en mi nimio respirar las costuras siempre ceden. De tanto brotar, no hay eco ni cresta ni valle, sólo fluir en la sombra y sin huella. El puto loco que no calla y que suena a lo lejos ignorado, o no suena, ya afónico y absurdo, ya serrucho sin dientes perdido en burlones mares de madera. Soy biodesagradable y cada célula me arde de bilis porque imagino pero no alcanzo, y así todo el planeta, girando en sus mares. Resulta que toda esta escena es un pasillo del supermercado: las bandejas de poliespan, antes de acabar en vertederos, portan ripios de viejos verdes y cansinas cantatas de artivistas en cadena. No sé en qué momento la basura deja de ser producto al peso. He decidido dar la espalda a rimas y figuras, dejar de preocuparme por cada silueta en cada camino nacido al paso errático del día. He decidido encerrarme con cuatro abalorios y muchos píxeles, muchas cuerdas. Intentaré al respirar no ser alambrada, intentaré ser sombra sin cénit, pedalear antes que morir. Ni los versos se libran de la sangre plena de heridas, de ingles ansiosas, de oro negro. “Ja ja ja. Dios, qué asco da todo”.

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released January 13, 2019

Música y letra: DSM
Foto: NL
Bases hechas en looplabs.com y un poco en musiclab.chromeexperiments.com

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David San Martín Madrid, Spain

Pongo bases a cosas que escribo y que a lo mejor son poesías. Lo hago a toda leche y sin cuidado, porque mi poesía (?) es punk.
Le robo ideas a Natalia y su mala uva.
Tiro de soundtrap y looplabs.
En mi ansia por pasar a otra cosa no corrijo lo suficiente.
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